sábado, 8 de mayo de 2010

El Adiós

New Orleans, 15 de Abril, 2009


Te vi diciendo adiós y pidiéndome que bailáramos por una última vez. Así empezó este tango, yo a vos nunca te guste y yo sola me enredé bailando de la amistad a la pasión. Y ahora que abrí los ojos al bailar, no pude bailar este ultimo tango con vos para decir adiós sonriendo. Así que escribo este baile de medio lado y con lágrimas tempranas de alguien que se acaba de despertar y no quiere. Así al compás del violín vos me pedís que nombre mis sentimientos y yo daría una vueltecita con mis pies que desprendería una a una las ilusiones que albergue y entonces el tango llega a una parte complicada. Después te diría que es un baile complicado en donde le digo adiós a cada una de esas ilusiones, cuentecitas desperdigadas que caen y machucamos por el suelo donde bailamos. Así zapateamos una a una a las ilusiones, allí va la de ver ese rostro al que quiero cuando regreso a casa. Allí la ilusión de que puedo navegar lejos sin volver a la tierra por que tu me sonríes desde allá. La ilusión de que no importa que tan gigante me vuelva tus ojitos cafés y brillosos me miran sencilla. La ilusión de ser un títere extraterrestre que a tu lado nunca parece tan rimbombante. Y luego el tango da una pausita para cambiar el ritmo, yo levanto la mirada y ya no te encuentro. Allí me doy cuenta de que yo nunca te guste y a mi me gustaste probablemente desde que empezó la canción. Me dieron ganas de parar el teatro pero como el tiempo y el compás no paran y en eso exigentes pensé en ti y tus mujeres. Tan lindo que te veías bailando con las dulces mujeres que te quieren. Yo allí no soy posesiva, tranquila me siento en una silla y me vuelvo la espectadora de tu baile. Pero cuando participas en ese tango de fuego que bailas con tus mujeres cocaína, que te ponen en cuatro, te aplastan y se ríen de ti… allí mientras vos te quedas inmóvil, paralizado, extasiado, allí me das tanta pena… allí se acaba hasta la música y solo escucho los ladridos tartamudos de un perro arrepentido, que a las malas siempre regresa.

Pero regreso a ese que es el tango de adiós que no sé bailar con vos… por que el bandoneón y la viola se intrincan en duelo para arrancarme el corazón, así yo no se cómo decirte que te amo y que no he podido desprenderme de la idea de vos pero que al mismo tiempo deseo girar y encontrar algo en otro lado, algo que me ame a mi. Así que voy así de espalda con mis manos aun agarradas a las tuyas, mientras la luz solo alumbra nuestras espaldas y nuestras miradas se enfocan en lo que hay mas allá. Tal vez se alumbra a un amor a primera vista, o tal vez un abrazo que dure una eternidad. Mientras acá esta la música del tango que sientes llega al final pues se va apagando y yo voy bailando despacio este tango del adiós. Voy con el un-dos-tres, pero al mismo tiempo doy un recorte y un pasito redondo para atrás queriendo voltearme a donde están tus manos. Y mientras el piano se agita violento, me cae el cubo de agua fría al entender la física de este baile. Acá estoy yo queriéndote de acompañante central, mientras vos querés salir de este pasito rápido para encontrar a la bailarina que te gusta. Y así aterrice a medio escenario, donde te vi viéndome con una sonrisa de medio lado y tus ojos siempre brillosos de alguna emoción. Casi me caigo haciendo el balance de mis pies pues no hay paso de tango que me explique cómo le hice para bailarlo completo mientras bailaba sola. Sin embargo se que estuve bailando sola pues la reproducción de la cinta me muestra a mi bailando un Piazzola sola mientras vos lo mirabas recostado en una silla. Y así, mientras yo te imaginaba agarrándome por la cintura y contando el un-dos-tres conmigo, he bailado todos estos años con los ojos cerrados. La música va aquietándose y yo te bailo este último tango y lo hago de ojos muy abiertos. Al final te saludo, agachándome hasta casi besar el suelo y acá acepto tu admiración por mi soliloquio de tango que bailo para vos y no con vos. Me retiro ya y apago las luces de mi teatro para encontrar a la persona que me sepa tomar de la mano y me enseñe como va la tonadita que se baila juntito en un ladrillo sin más espectadores que la oscuridad de la noche.

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