viernes, 29 de julio de 2011

Historias de Arboles a gente

CEIBA Ceiba pentandra (L.) Gaertn.

Señora, ¿Que llevara adentro ese árbol que esconde tanta vida? Los secretos de este árbol los saca en suspiros de algodón de su fruto. Lo cuenta a poco poquitos y no se sabe bien. A mi me dicen que una vez sale el espíritu de ese árbol la tierra tiembla. A mi me dijeron que en las madrugadas alguien canta desde adentro pero las loras en su alharaca no la dejan escuchar.

Te voy a contar lo que me contaron a mí sobre este árbol. Metido en el Usumacinta, por los vados del río que serpentea los límites entre México y Guatemala hay uno de estos que es especial. Hicieron una casa de estudios cerca de el por su sombra y majestuosidad. Pero yo vi que dentro de este árbol vive el espíritu de una vieja señora bastante vieja, una señora reumática que camina despacito y respira costosamente, que se cobija dentro de las gambas de este árbol. Pero no por vieja y reumática es vulnerable y débil, no la vaya usted a querer ayudar. Pero ¿Por qué no ayudarla si es mujer y mayor? Pues no la moleste déjela dentro del árbol, no vaya usted a alterar la naturaleza de las cosas. Para que entiendas te contaré una historia. Allí en el Usumacinta en donde descansa una señora reumática dentro de una gran Ceiba que por su belleza tostada del sol se le llama Ceiba de oro, allí mismo pasó que bajamos en canoa y empezó la tormenta. El agua aullaba con ella en el silencio provocado por loras y demás pajarracos mojados que, como yo, esperábamos el paso del agua en tranquilidad. Llovió duro y en mi desolación miraba a la Ceiba como implorándole que parara el llanto pues nos iba a llevar a todos los que, parados en el banco de arena del río, esperábamos que la diluvial lluvia parara. Cuando la lluvia pasó hubo un silencio abrumador en la selva que escurría agua por todos sus poros. En eso pasó algo insólito, el suelo tembló pero no desde su vientre de piedra sino toda la tierra y hojarasca que pisamos tembló. Así en pleno cosquilleo terrestre salió la mujer vieja y fea de la Ceiba de oro. Dio un paso y se convirtió en una nube de polillas negras, que en su emergencia por volar al cielo tapo la luz del sol que se filtraba por la selva y sus millones de alas efímeras se metieron en todo hueco existente incluyendo mi blusa, mi nariz, mi boca dejándome cada vez mas Ceiba y cada vez menos gente.

Historias de Arboles a gente


BAOBAB - Adansonia digitata L.


En África hay un espíritu de árbol que no se esta quieto. No quiere ser sembrado así, no quiere quedarse asá. No quiere crecer así no quiere morir asá. No quiere florear así no quiere quedar asá. Entonces vino el gran padre y lo sembró de cabeza. Por eso cuando bota hojas deja todas sus raíces al sol. Por eso crece de pies a cabeza. Así crece grueso y grande mientras un elefante rasca su cuerpo contra el, mientras las culebras se enroscan en el. Su voz la calla la tierra y sus pataletas se convierten en fuertes ramas que darán casa a otros nidos y unas cuantas perezosas mariposas.

viernes, 21 de enero de 2011

Μέδουσα


Esas cavernas húmedas a las que tememos entrar y a la vez nos atraen. Dentro gotea y una luz tenue ilumina un laberinto de columnas greco-romanas. Una suave música del lejano (o quizás no tan lejano) oriente suena. En la intimidad de las cavernas peces nadan, en la penumbra apenas pasan los días esperando por nacer del subte al te. Hay señales sutiles de que te vas acercando...empieza por unas cosquillas en el vientre y un nudo en la garganta... las columnas van cambiando de textura... pero ¿acercándose a que? ¿Por que entre a las cavernas? ...la garganta se va cerrando y no se si me imagino o lo veo pero los peces se mueven agitados y hacen brincos del agua a la superficie de fango verde que se mezcla con las milenarias columnas. La humedad es casi inaguantable haciendo el aire mas espeso.... también podría ser que la ansiedad que iba subiendo por los pies al estomago ya me esta asfixiando. Se va haciendo mas obscuro y enta una luz sepia como de fotografía oxidada.... y allí... acorralada por el final o el punto mas perdido dentro del laberinto dentro de las cavernas...si allí donde las piedras respiran y a uno se le eriza la piel... allí se encuentra ella la temida. Su rostro redondo y mirada inexpresiva, rodeada de sus serpientes guardianas. Me parece que espera sin esperar y que esperando detiene a la ciudad. Me parece que se alimenta de la lluvia que se infiltra y llora despacio sobre las cavernas. El agua que cae allí se estanca, y da vida a otros procesos mas locales y menos globales.... a ella llegan para quedarse los cansados de vagar. Extraña es considerada ella que en un velo de misterio se encerró en sus adentros e invento la vida subterránea y el amor a media luz. Muchas serán las historias que se cuenten sobre ella, la que hablo poco y vivió por dentro.
Un loquito de la esquina se decía era el mejor admirador de su interior. Todas las mañanas bajaba, cruzaba sus cavernas y descansaba en su mirada de piedra.... le ofrecía migas de pan a sus peces y a veces se quedaba congelado en su seno. Un día antes de su muerte escuchamos al loquito gritarle a los templos paralelos que lo había conseguido, que ella había depositado parte de sus misterios... la gente rió y las madres alejaron a sus hijos del loquito. Un día más tarde se enseñaba la foto de un loquito que había muerto en la plaza de Santa Sofía. La amarillenta fotografía mostraba a un desgarbado muchacho que años atrás hubiera sido muy apuesto, su rostro demostraba cierto éxtasis atípico de una muerte por hipotermia. Irónica fue la sonrisa petrificada con la que murió; sonrisa mas parecida a la de alguien que dejando de respirar, empieza a vivir.



Gei